Manuel Jara, “El Bombero Solitario” de Santa Ema, Curacautín

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Transitar por los caminos regionales entre cualquier ciudad de Chile resulta bastante agradable, máxime si con ello se logra avanzar con rapidez entre una ciudad y otra. El asfalto coopera bastante, pero el hecho de que las vías sean de doble circulación, impide un poco el desplazamiento y la marcha que se creía sería más expedita, suele verse interrumpida por el exceso de vehículos o la imprudencia de algunos.

Manuel Jara, “El Bombero Solitario” de Santa Ema, Curacautín
El Bombero Manuel Jara, frente a su carro particular (que no es de bomberos precisamente), a la entrada de Santa Ema, con su radio alerta, esperando novedades.

Fue lo que me sucedió hace unos meses mientras viajaba entre Curacautín y Lautaro con algunos acompañantes en mi vehículo. Un señor camionero sin ningún miramiento se detuvo de súbito en la calzada de circulación para usar su celular y los que veníamos atrás, tratando de adelantar y por cierto un poco más cerca de lo conveniente, sufrimos las consecuencias de chocar por adelantamiento al vehículo que nos antecedía.

Las consecuencias fueron de que algunos de los pasajeros sufrieron hematomas, generando un  procedimiento que obligó a solicitar la presencia de una ambulancia y por supuesto de Carabineros. La ayuda de algunos conductores que pasaban ayudó a superar parte del problema.

No obstante, en algún momento se presentó en la escena un personaje que llegó en un auto particular, portaba una radio portátil y sería decisivo al momento de retirar mi vehículo del lugar, que por las características del choque quedó inutilizado para moverse.

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Cumpliendo labores bomberiles en el campo

Este personaje, que ofreció un sitio en su casa del poblado de Santa Ema para llevar el auto a la espera de poder trasladarlo a Lautaro, era nada menos que un bombero que había sido alertado por los automovilistas y rápidamente se acercó hasta el lugar del accidente, informando del hecho a los voluntarios de la 2ª. Compañía de Curacautín, quienes quedaron en alerta por si era necesaria su presencia, lo que fue desechado rápidamente pues los daños eran menores.

Este amigo, se llama Manuel JaraCampos, quien vive a orillas de la carretera, a la entrada del poblado de Santa Ema. Ingresó a la 2ª. Compañia de Bomberos de Curacautín el 9 de mayo de 2016. Esta Compañía tiene como especialidades Rescate Técnico, Incendios Forestales y Agua, situación que está acorde con los trabajos que realiza nuestro amigo y que son de gran apoyo a las labores propias de su Compañía. 

Luego de aceptar el ofrecimiento de guardar el auto en su casa, tuve oportunidad de conversar más detenidamente con él y efectivamente comprobé que pertenecía a la 2ª. Compañía de Curacautín, pero como vive a unos 20 kmts., de la ciudad, lugar del cuartel de su unidad bomberil y no siempre tiene oportunidad de concurrir a los incendios, ha optado por prestar servicios a los usuarios de la carretera que pasa frente a su casa y es así como en múltiples accidentes se ha hecho presente, solicitando ambulancias, carabineros o la presencia de los grupos especializados de las unidades de bomberos que operan en este tipo de accidentes.

Así nuestro amigo realiza esta singular función de “Bombero Solitario” o “Bombero sin cuartel”, que resta horas a su trabajo para auxiliar con rapidez a los accidentados en el sector de su residencia.

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Con el uniforme de trabajo de su Compañía

De esta forma, este voluntario de la 2ª. Compañía, residente en el área agrícola de Curacautín, cumple con su deber de una forma admirable, pues cuando ocurre un accidente, las personas lesionadas lo que más necesitan es tener una rápida atención médica, situación que es favorecida ampliamente por este bombero que no necesita sentir el ulular de las sirenas para cumplir con su labor. Sólo un llamado por radio o el aviso de los automovilistas, que ya saben la labor que desempeña, le incitan a prestar sus invaluables servicios a otros miembros de la comunidad, que por diversos motivos se desplazan por este camino que muchas veces nos depara sorpresas por la inoportuna acción de otros, que con su negligencia dan lugar a accidentes que a veces suelen importar vidas o lesiones de gravedad.

Desde la quietud de mi hogar, sólo me resta dar las gracias a este “Bombero Sin cuartel” que de seguro aparecerá en su camino, a ofrecer sus servicios si alguna vez usted sufre un accidente en el sector cercano al poblado de Santa Ema, en la ruta de Lautaro a Curacautín.     

Héctor Alarcón Carrasco

Escritor e investigador. Especialista en Historia Aeronáutica y Ferroviaria. Autor de diversos libros.

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