Los viejos tiempos de la literatura en Victoria y dos íconos actuales

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En los años 50 del siglo pasado el parnaso victoriense tenía su claustro en la Escuela Normal. Allí llegaban maestros y alumnos de diversas partes del país a producir cultura literaria, musical y pedagógica.  

Impartía clases Claudio Solar profesor de castellano, quien ya tenía publicados tres libros de poesía; de tono no menor Marino Muñoz Lagos había dejado huella en su paso por la Escuela. Pablo Guiñez, Dagoberto Aquevedo, Oscar del Valle, Oscar Sánchez, Ernesto Etchepare y otros eran los encargados de amenizar las tertulias y veladas que impregnaban las aulas con el despliegue de la poesía de la época, que en cada número recogía la revista normalista “Los Pinos”.

Eran otras voces, eran otros tiempos, eran las voces que gestaban el altisonante y difundido discurso de “Victoria La Culta”, que de las aulas se distendía por las calles de tablones y llegaba a bares, restaurantes y hoteles que recogían el vocear poético, que alentaba la bohemia entre conversa y conversa, donde se podía hablar de libros y autores, de librerías y bibliotecas.

Hoy los tiempos han cambiado, de aquella Normal y su bohemia literaria sólo quedan los recuerdos. Hoy en día la literatura se difunde por las redes y cada autor enhebra sus hilos. Cada creador que desea ver publicado su libro tiene que recorrer imprentas, editoriales y buscar los precios más atractivos para ver su trabajo en letras de molde.

Así cada autor va buscando los escenarios propicios para dar vida a sus creaciones, los unos usando los portales de la ciudad y los otros el paisaje campesino, el verde follaje de la selva nativa que aún puede verse en muchos lugares de los alrededores. 

Dos íconos actuales

Como se aproxima un nuevo aniversario de la ciudad hemos querido presentar a dos íconos de la literatura y por ende de la cultura victoriense, que son conocidos en la comuna y viven actualmente aquí. Se trata del novelista Jaime Marín Marchan y la poeta Victoria Santander Jara, quienes constantemente están haciendo noticia ya sea por la publicación de un libro o su apoyo a las actividades culturales que se realizaban en la ciudad, especialmente antes de la pandemia.

Jaime Marín Marchan

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Jaime Marín

Jaime Marín se inició en las actividades literarias desde niño en la escuela básica. Allí donde no llegaban libros; cierto día la profesora les leyó un cuento y luego les pidió que opinaran sobre el texto. Naturalmente que Marín hizo una disertación que iba más allá de lo que se había leído.

Más tarde se fue a la escuela primaria a Angol. Allí se hacía un diario mural donde era un asiduo participante. Durante su paso por el Liceo Comercial tuvo oportunidad de participar en un concurso de literatura a nivel nacional organizado por la empresa Bata, donde logró una mención honrosa.

Ese fue el empujón que le llevó a preparar algunos cuentos que más tarde serían parte de algunas de sus más de diez obras que ha escrito hasta la fecha.

Fue por esos años que escribió “La noche que nació Eugenia”, su primer libro publicado. “Siguiendo el sendero de un niño de campo”, “Champurria”, “ARHU emulando a Ana Franck”, en los que trata temas universales. “La narrativa se construye en la vida”, nos dice con su voz lenta, pausada y una mirada que le permite impregnarse del diario vivir, del conversar con gente de campo, descendientes de colonos, profesores, viajeros; todos son una fuente de inspiración para su trabajo literario que día a día va creciendo y que con su tesón de pequeño empresario va modelando en forma lenta pero segura.

Es indudable que cuando se habla del escritor Jaime Marín, sale a relucir su segundo libro “Mi amigo Mario Andrés y su puta vida”, la novela que le ha hecho conocido en el mundo literario y que según nos señala, hay muchos ejemplares distribuidos alrededor del mundo, llevados por lectores de paso por la ciudad o solicitados por victorienses residentes en otros países.

Esta novela, ambientada en las ciudades de Traiguén y Victoria de los años 50 del siglo pasado, tiene mucho de la vida del colono y de la vida del ciudadano progresista, qué de un bajo estándar económico, a costa de esfuerzo y superación logra escalar en la vida, planteando inicialmente muchos aspectos vinculados al trabajo y el entorno social, los que debidamente trabajados por el autor, van sucediéndose a través de anécdotas y formas de vida de los pueblos de La Frontera.

VICTORIA SANTANDER JARA

Se siente una persona privilegiada por vivir en una ciudad como Victoria y además por llevar su nombre, algo que a ella le seduce demasiado, que le lleva a ostentarlo con distinción, representándolo en diversos espacios culturales de la región, donde es vastamente conocida por sus virtudes literarias y también de difusora cultural en otras regiones del país.

Formó parte de la directiva de la Mesa Regional de la Lectura y el libro del Ministerio de la Cultura y Las Artes y fue además presidenta de la Agrupación de escritores de Victoria.

Integrante destacada del jurado del SENAMA, regional Temuco, para el concurso de cuentos “Confieso que he vivido”.            

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Victoria Santander

Ha realizado además una extensa labor de difusión literaria en Internet, donde, entre otras ha publicado en el diario virtual “ESCRIBAS” de los Estados Unidos de Norteamérica. Varios de sus trabajos de poesía han sido declamados en Radio América Visión y Satelitevision, en la voz del poeta y declamador Yolimar Casanova y otros.

Algunos de sus poemas son parte de la antología “Murmullo de alas”, con la participación de   escritores nacionales de diversas ciudades del país, cuya edición tuvo lugar en la ciudad de Concepción.

De la misma forma ha sido invitada a encuentros y seminarios de literatura en la Universidad de La Frontera, Universidad Católica de Temuco y Universidad Arturo Prat.

En marzo de 2018, la Municipalidad de Victoria la nombra Ciudadana Destacada, como reconocimiento a su trabajo literario y cultural.

En noviembre de 2021 publica su primer libro de poesía titulado: ”Sinfonías bajo la lluvia”, edición que ha tenido gran repercusión entre los lectores de nuestra ciudad, otras regiones y países, por lo que ya está tratando de efectuar un segundo tiraje para entregarlo a los apasionados de la poesía.

Victoria es una poeta de La Araucanía y, por cierto, su poesía es la traducción del canto de la naturaleza de esta tierra generosa, histórica y cuna de conocidos poetas, cuya lira ha sensibilizado a nuestros compatriotas desde diversos puntos de la región.

Cuando su libro “Sinfonías bajo la lluvia” se ha manifestado en toda la extensión de su poesía, divulgado por conocidos autores de nuestro parnaso literario, la autora está de acuerdo en recordar que la temática de su obra es un canto a la naturaleza, a la exuberancia de sus campos expresada en bosques nativos, en la floresta, que escondida en lo más profundo del bosque, emite su grito de nostalgia convertido en sinfonías labradas por el viento y el susurrar de los arroyos que bajan de la cordillera con sus aguas gimiendo de frio.

A esas notas, tal vez discordantes, se unen los pajarillos, quiénes en la diáfana quietud de la naturaleza, emiten sus vibrantes sones, armonizando ese cantar excelso que emite el bosque, que modula el agua que cincela las piedras. Mucho de eso encontramos en la poesía de Victoria Santander, quien ya trabaja en su segundo libro, cuyo título “Victoria en sinfonías” será un libro dedicado a la ciudad y al hecho real de haber nacido en la comuna y llevar su mismo nombre, palabra eminente que con muchos declives poéticos la une sentimentalmente a Victoria, su ciudad.

Sinfonias
Sinfonías bajo la lluvia

Héctor Alarcón Carrasco

Escritor e investigador. Especialista en Historia Aeronáutica y Ferroviaria. Autor de diversos libros.

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