Un amigo héroe: Felipe Véliz, voluntario de la 2ª Compañía de Bomberos de Temuco

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Cuando ya han pasado esos días de las grandes epopeyas, en qué míticos personajes asumían las características de héroes románticos salvando a pueblos de las invasiones bárbaras; cuando ya están lejanos los días de la inmolación del valiente Prat, de los 77 de La Concepción y del teniente Merino en Laguna del Desierto, pareciera ser que ya no hay chilenos que tengan pasta de héroes.

No obstante, lejos del sentimiento épico de la defensa del tricolor, la civilidad ha ido forjando un nuevo tipo de héroes, un poco más cercanos, un poco más de nuestros tiempos. En lo estructural son miles los que día y noche se encargan de velar por la defensa de la población y sus bienes cada vez que son amagados por las inoportunas lenguas de fuego que todo lo consumen y, que aparte de consumir los bienes materiales, muchas veces cercenan las vidas de los habitantes de casas por la inoportuna acción del fuego.

Ellos son nada más ni nada menos que los muchachos de los cuerpos de bomberos voluntarios de nuestro país, que en el caso de Temuco están representados por varias compañías, que en su todo integran el Cuerpo de Bomberos de Temuco, entidad que a más de cien años conserva en su bitácora del recuerdo la vida de varios mártires.     

Hace algunos años, en el banco que maneja mis escuálidos ahorros se me notificó que a contar de esa fecha mi nuevo ejecutivo sería el señor Felipe Véliz, quien se encargaría de todos los detalles inherentes a mi cuenta y quien hasta la fecha lo ha hecho con la mayor diligencia.

Felipe Véliz es un empleado muy dedicado a su trabajo, de hablar claro y pausado, recibe con mucho esmero a todos sus clientes y trata de darles la mejor información sobre los beneficios que puede entregar su entidad. En alguna de estas visitas trascendió su calidad de bombero de la 2ª Compañía de Temuco y de la mía de haber sido voluntario en Angol y Negrete.

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Claro que eso no pasó más allá. Como siempre él muy reservado de sus cosas personales, nunca me comentó nada de su labor cotidiana en el servicio bomberil, hasta que hace unos días buscando en los papeles de mi archivo, me encuentro con una portada del diario “El Austral” del 3 de agosto de 2009, en la que se destaca la foto de mi amigo Felipe con su tenida bomberil de trabajo y un título a cinco columnas “Bombero héroe rescata a mujer de la muerte”  y más abajo: “Voluntario de la Segunda Compañía ingresó por la ventana y la encontró inconsciente”.

¡Impresionante! Tantas veces conversando con él y no lo sabía; claro, un voluntario no anda comentando sus proezas, porque como he dicho, sólo se ingresa a una Compañía por el deseo de servir a la comunidad; algo que, dicho sea de paso, acontece cada vez menos.

Según contaba la crónica del diario, en aquella oportunidad se había provocado una fuga de gas en la Ciudad Satélite, hasta donde llegaron los bomberos alertados por el llamado de una vecina. Felipe que pertenecía a la Unidad Hazmat, especializada en el control de materiales peligrosos, vistiendo su traje de trabajo que incluía un tanque de oxígeno y llevando complicados elementos para medir la intensidad del gas, pudo percatarse que desde un departamento efectivamente salía el escape que originaba la emergencia, algo que los vecinos no sabían pues, creían que el departamento estaba desocupado. Luego de evacuar a unas cien personas por el peligro de una explosión, los bomberos comenzaron a realizar su trabajo técnico con los elementos necesarios para la emergencia. 

Habiendo ingresado por las ventanas del departamento un bombero se percató que había una dama tendida en una cama y que la fuga de gas la había provocado una estufa que ella misma había encendido y que se había apagado repentinamente, dejando escapar el peligroso combustible.

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De inmediato Felipe le compartió oxígeno a la dama, por lo que se percató que estaba con vida y tomándola en brazos la sacó del departamento, para entregarla a una ambulancia del SAMU que esperaba en las inmediaciones, en donde fue trasladada al hospital, lugar en el que más tarde se recuperó totalmente.

De no haber sido por la oportuna acción de nuestros bomberos y la acertada medida de Felipe, seguramente la dama no habría sido salvada exitosamente con vida; claro son cosas que a diario realizan nuestros bomberos y que en este caso le correspondió a nuestro amigo quien actuó con toda serenidad, logrando salvar una vida preciosa.            

Todo esto aconteció un domingo 2 de agosto del año 2009 en horas de la noche, cuando nuestro amigo Felipe se preparaba para su servicio de guardia nocturna, con sus escasos 23 años y con varios cursos realizados para complementar sus conocimientos sobre materiales peligrosos, actuó serenamente y pudo salvar una vida, algo para lo que nuestros amigos bomberos se preparan cada día.

Aunque tardíamente: ¡felicitaciones a nuestro amigo!, porque esta situación debe haber acrecentado su experiencia y sus deseos de servir para preservar la vida y los bienes de los demás.

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Fotos El Austral de Temuco.

Héctor Alarcón Carrasco

Escritor e investigador. Especialista en Historia Aeronáutica y Ferroviaria. Autor de diversos libros.

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