Poesía en portales de cementerios de La Araucanía

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En La Araucanía existen varios cementerios que ostentan en sus principales portales de entrada, placas con sentidos versos que enlazan la vida y la muerte que se hospeda en estos lugares de eterno descanso. Acá les presentamos algunos de ellos.

foto:Cementerio Victoria
Frontis del cementerio de Victoria (Foto idem)

Poesía es una palabra que no es ajena al diario acontecer de las personas. Así quedó demostrado aquel lejano 29 de diciembre de 1946, cuando el Rotary Club de Purén, en nombre de la Municipalidad del pueblo, tuvo la inspiración de enviar una nota a la distinguida Gabriela, en la que le solicitaban un “Epitafio”, para colocar en el portal del cementerio, que como decían estaba siendo remodelado por el municipio. Se le ofrecía imprimir la inscripción en una placa de metal, debidamente identificada con su nombre y el logo de Rotary. La nota fechada el 29 de diciembre de 1946,  viajó de Purén a Los Ángeles, California.

No sabemos su hubo una respuesta, pero al parecer no hay una placa que pueda respaldarla, como tampoco una referencia escrita de la distinguida escritora nacional. En todo caso hay que recordar que sólo el año anterior, Gabriela había recibido el Premio Nobel de Literatura y es posible que no estuviese en los Ángeles y recibiera la misiva tiempo más tarde.
No obstante, Purén contaba entre sus hijos ilustres con el poeta Tulio Mora Alarcón, profesor universitario, poeta, dramaturgo musico, ensayista y autor de varios libros. Tuvo siempre el reconocimiento de su pueblo, al que dedicó parte de su obra; por tal motivo años más tarde de su fallecimiento en La Serena, fue trasladado al cementerio del Purén Indómito que le vio nacer. Sobre su tumba un epitafio que no siempre se cumple, pero con el poeta fue el gatillante que lo trajo de vuelta a casa:

TumbaTulioMora 1
Tumba del escritor Tulio Mora Alarcón

“No quiero cerrar mis ojos
por allá en lejana calle
cuando se acabe el camino
quiero morir en mi valle”.

Poesía en el Cementerio de Victoria

Desde hace muchos años el viejo portal, hoy a punto de ser demolido por la barreta del progreso, exhibe una cuarteta de versos del poeta penquista  Luis Barros Méndez (1861-1906), quien fuera  redactor de la Revista Católica, Abogado, Profesor de Medicina Legal y Ministro de Guerra y Marina bajo el gobierno de don Germán Riesco. Su mensaje que fuera escrito para el cementerio General de Santiago, fue adoptado más tarde por el cementerio victoriense por la claridad y expresividad de su mensaje:

“Ancha es la puerta pasajero avanza
y ante el misterio de la tumba advierte,
como guardan el sueño de la muerte,
la fe, la caridad y la esperanza”

Al interior del cementerio, en el pasaje Los Lirios,  puede verse otra inscripción correspondiente al poeta Ernesto Guzmán -1877-1960-, la que fue publicada por el poeta Carlos René Correa, en su libro “Poetas Chilenos del Siglo XX” Ed. Zig Zag, 1972. Pg 20., con el nombre de “Inscripción de Cementerio”. Estos versos que fueron inicialmente escritos para el cementerio de Concepción, han sido falsamente atribuidos al poeta chileno Juan Guzmán Cruchaga (El Sur de Concepción, 5 de septiembre de 1979):

“Tierra de corazones que han sufrido,
humanizada tierra, aquí ha salido
en la flor hecha carne perfumada,
a invadir los senderos… ¡La pisada
sea blanda y piadosa, peregrinos,
porque no se lastimen los caminos!”

Cementerio de Nueva Imperial

En Nueva imperial no encontramos inscripción en el portal, pero este panteón, desde hace algunos años ha recibido en su seno al Hijo Ilustre; al hijo del molinero;  el hijo del guardabosque; el de los campos de Bolonto. Premio Nacional de Literatura 1966, Su nombre: Gilberto Concha Riffo (1900-1999), cuyo seudónimo Juvencio Valle, hace muchos años que opacó su verdadero nombre. Compañero de Neruda en su juventud de estudiante en Temuco, hoy descansa en un hermoso mausoleo, en el que a menudo poetas y escritores van a rendirle homenaje. En sus paredes se pueden leer las siguientes estrofas de su libro “El Hijo del Guardabosque” (Ed. Nascimento, 1951):

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Cementerio de Nueva Imperial

“Mi vida hecha a pie es todo un himno
al Sur de Chile, a sus tempestuosas campanas:
todas entrelazadas por un mismo hilo trémulo,
echadas a vuelo limpio por una misma mano,
estremecidas todas para una misma fiesta”.

—o0o—

“Y que me importa ya ser mudo y ser ciego
si vamos, codo a codo, por trigales y pámpanos
hollando caminos vírgenes, durmiendo a la descampada,
en cualquier rincón oscuro de la noche”.

Cementerio de Púa

En el pequeño cementerio de este poblado, en la que entre otras tumbas, encontramos la de doña Drina Green, una descendiente de escoceses, de la vieja colonia que pobló esas tierras, quien en vida fuera una activa y diligente jefa del paradero del ferrocarril, que llevaba su nombre, pues el tren pasaba junto a su casa.
Allí, adherido a un pino se encuentra un cartel con un par de proféticas estrofas, de cuyo origen desconocemos más detalles, pero que toda persona que ingresa al recinto lee con detención: 

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Cementerio de Púa

“Por esta puerta has de pasar un día
libre ya del dolor y la alegría,
aquí el cuerpo termina la jornada
y el alma inmortal emprende el vuelo,
como una paloma libertada.
Porque eso es esta vida tan preciada
un pedazo de cielo, un puñado de nada.
Sueños de belleza, poder y lozanía
por esta puerta han de pasar un día”.

Poesía en Cementerio de Loncoche



Loncoche es tierra de poetas. Sobre el portal de entrada al cementerio local se encuentran estos versos, de los que, según información del historiador don Abraham Abara, corresponderían a la señora Olga Neuman quien fuera directora del Liceo actualmente llamado Padre Alberto Hurtado Cruchaga:

“La eternidad está tras esta puerta
y la paz infinita la acompaña
Nada pueden los males y las penas
contra este muro de arboles y agua.
Aquí el silencio y la segura calma
acabarán con todo lo que muere
pasa adelante y quédate por siempre
entre el río y las flores que no mueren.”

Cementerio de Curacautín


El viejo cementerio de Curacautín cuenta con un segundo portal, en el que se puede leer la inscripción que más abajo destacamos. Sólo un nombre dejó de recuerdo el autor, quien de seguro es un habitante de ese pueblo. Solamente firmó como Mauricio:

Necrópolis,
más eterna que Roma,
ábreme tus puertas…
Y deja descansar mis restos
por los siglos de los siglos…
Permite que mi alma vague
por tus calles desiertas,
en busca del descanso
que en este mundo no encuentro.

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Portal Cementerio de Curacautín

Campo Santo de Selva Oscura


Es uno de los pocos lugares, tal vez el único que ostenta el nombre de “Campo Santo”. A su entrada un moderno cartel con un pensamiento simple, en el que se entrelazan la muerte y la vida:

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La muerte es el descanso
para quienes se ganaron
el derecho a la vida



Cementerio de Lautaro

En su portal principal, donde los deudos despiden los féretros, se encuentran los versos del poeta temuquense Oscar Weinberg, los que fueron ubicados en ese lugar el 1° de noviembre de 1939 por el Centro Amigos del Arte, según reza la misma placa:

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Portal del Cementerio de Lautaro

Cruza con suave paso los umbrales
de este suelo que el llanto está regando
pues los seres queridos no están muertos
Silencio! No hagas ruido, están soñando.

De seguro hay otras inscripciones en cementerios regionales, veremos forma de ir consignándolas en cuanto tengamos referencias exactas sobre su ubicación.

Héctor Alarcón Carrasco

Escritor e investigador. Especialista en Historia Aeronáutica y Ferroviaria. Autor de diversos libros.

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