Cien años de Aviación en Chile

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Se cumplen el 2010

Los Hermanos Copetta, verdaderos émulos de los Wright, armaron el primer avión llegado a Chile y César Copetta fue su primer piloto.
Hace cien años un biplano Voisin de 50 HP, alzó su vuelo  en los campos de la antigua chacra “Valparaíso”, de la actual comuna de Ñuñoa. A los mandos iba un valiente llamado César Copetta Brossio, que con más coraje que técnica, quería descubrir los misterios insondables del espacio y conquistarlo para la patria, hurgando ese pedazo de cielo que la cubre, que nos pertenece y que necesitaba ser transitado por chilenos futuristas,  que con el correr del siglo darían múltiples satisfacciones a nuestro país.
         Cesar y Félix Copetta Brossio, eran hermanos, propietarios de  un taller de automóviles, que ya por esos años gozaba de un reconocido prestigio entre los capitalinos.
         Fue así como hasta su taller ubicado en calle Ejército N° 715, fue llevado encajonado el primer avión llegado a Chile en los primeros meses de 1910.
         Sus propietarios  David Echeverría Valdés y Miguel Covarrubias Valdés, habían adquirido la máquina a su paso por Francia: un biplano Voisin, con motor Gnome de 50 HP.
         El objetivo de esta compra tenía como fin  realizar algunas exhibiciones con el biplano durante las festividades del Centenario de la Independencia Nacional.
         El día cúlmine para la prueba fue el 21 de agosto de 1910, fecha en que el voluminoso aparato se encontraba en la chacra “Valparaíso” de propiedad de Ramón Cruz Montt.
         Fue allí donde  su armador y piloto César Copetta, subió al biplano para realizar el vuelo memorable. Luego de colocar la máquina en posición, su hermano Félix lanzaba la hélice, mientras prestos jóvenes sujetaban el fuselaje para evitar que el Voisin se lanzara en una loca carrera antes del tiempo requerido para iniciar el decolage.
        Según don Enrique Flores, conocido historiador aeronáutico:  «El Voisin  se estremeció, adquirió velocidad y a 35 kilómetros por hora se desprendió del suelo”.
         ¿Que sucedió en ese momento? El Voisin, primer avión llegado a Chile surcaba el espacio, comandado por un chileno valeroso, que se convertía en el primer hombre en volar en avión nuestro cielo patrio.
         Ya decantada la noticia por el paso de los años, pareciera no interesar los minutos que el biplano  estuvo en el aire, ni la altura ni el aterrizaje, ya no parecen ser el centro de atracción. Tampoco interesa que minutos más tarde Copetta realizara el segundo vuelo llevando como pasajero a David Echeverría Valdés, uno de los propietarios y que al tercer vuelo el avión tocara tierra con una de las alas al momento de aterrizar;  situación que impidió realizar las exhibiciones programadas para el mes siguiente.
Eso fue lo que aconteció, lo que fue noticia para los diarios del día.
Hoy, a cien años del vuelo glorioso, esa noticia ha adquirido giros  no previstos en esa época  y la importancia sustancial naturalmente ha sufrido alteraciones derivadas del tiempo, del espacio, del incesante trajinar del siglo y del permanente rotar del universo.
Si, porque con orgullo podemos decir que ese 21 de agosto de 1910, nacía la Aviación Chilena que con tres cortos vuelos de esa tarde memorable,  tomaba carta de nacionalización en nuestro país; vuelos que en los años siguientes comenzaron a multiplicarse con Acevedo, Figueroa y se incrementaron con la creación de nuestra Escuela de Aeronáutica Militar, primero; la Fuerza Aérea de Chile, la Dirección General de Aeronáutica Civil y  el Club Aéreo de Chile después, entidades que se han encargado de impulsar y reglamentar esta aviación que nos ha proporcionado grandes satisfacciones, tanto en Chile como en el extranjero.
LA AVIACION DEL AÑO DIEZ
         Pero ¿qué se sabía en Chile sobre aviación durante los primeros años del siglo? Quienes tenían acceso a revistas europeas como La Ilustración Artística, podían conocer información sobre las actividades aéreas en España, Francia e Inglaterra. Los diarios y revistas como Zig-Zag, de vez en cuando incluían algún artículo sobre el tema,  que al ciudadano común todavía le parecía lejano e incierto.
Hojeando viejas revistas  Zig-Zag de 1910,  podemos darnos cuenta de esta situación. En la edición del 9 de julio se publicaba a tres páginas un artículo titulado Lo que es un Aeroplano, muy bien documentado, con cinco fotografías y que a todas vistas  se trata de una traducción tomada de alguna revista francesa. Basta leer el primer párrafo:
“La mayoría de los lectores habrá contemplado el vuelo de un aeroplano…”.  Naturalmente los lectores deben haber colocado cara de signo de interrogación ante semejante afirmación, pero seguramente (aunque en el artículo nada se dice) se trataba de interesar a los lectores en “algo que ya se veía venir”,  debido a que el Voisin, que debía volar para las fiestas del Centenario y que se había exhibido en el Parque Cousiño, esperaba mejores días para iniciar su primer vuelo.
Éste se realizó recién el día 21 de agosto con malas consecuencias para el biplano que resultó dañado en un ala. Hecho que originó una velada campaña en contra de propietarios, piloto y aeroplano, que se inició con la edición del 27 de agosto de Zig-Zag en la que ya se trataba de ridiculizar  el primer accidente de nuestra incipiente aviación, con una caricatura a cuatro monos denominada Un aeroplano nacional, el que fue simbolizado por una libélula la que al final aterriza abruptamente  sobre la nariz del personaje de la caricatura.
En la misma edición, el conocido dibujante Moustache, en una página titulada El Primer Aeroplano dedica dos caricaturas al vuelo de Copetta, con el Voisin en un discreto segundo plano.
Sin embargo, fue el caricaturista Chao, quien en la edición del 3 de septiembre  logró atrapar ese momento tan especial que dio nacimiento a nuestra aviación. Con un dibujo a toda página titulado A Primer Vuelo, en el que sí aparece el Voisin en un primer plano,  volando bajo, pero seguro; no más allá de la altura de los árboles  y con la cordillera de fondo, como desafiando al modesto pájaro volante  a que se introduzca en sus cumbres. Copetta tras los mandos, destaca en la plenitud de un  vuelo que a pesar de lo tímido y vacilante de sus inicios, mantiene una altiva posición en el límpido espacio aéreo de la época.
Contrastando con las dos páginas y media de caricaturas, la misma  edición (3 sep.) en la sección Carnet de Zig-Zag, publica entre varias, una foto de 6×4,5 cms  con una pequeña leyenda  que parcamente dice:
vuelo+1
“El aeroplano Voisin, primera máquina de aviación llegada a Chile, con sus propietarios y el primer chileno que la piloteó don C. Copetta, que es el primero de la derecha”
¿Se merecía más este vuelo pionero? Claro que sí,  pero seguramente los responsables de entregar una mejor información a los lectores, no tuvieron la visión necesaria como para apreciar el valor del hecho histórico que estaba aconteciendo en los campos de la pequeña chacra santiaguina, o tal vez no tuvieron el periodista con los conocimientos necesarios para enfrentar una información de tal magnitud. Recordemos que estabamos recién en el año diez.

Héctor Alarcón Carrasco

Escritor e investigador. Especialista en Historia Aeronáutica y Ferroviaria. Autor de diversos libros.

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