NACIMIENTO. Pineda y Bascuñán y las papas fritas

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Nacimiento

Algo de Historia

Nacimiento tiene sus raíces históricas en el  primitivo fuerte que fuera enclavado a orillas del Bío Bío por el Gobernador de Chile don Alonso de Ribera, un ya lejano 24 de diciembre de 1603, es decir, hace de este hecho  421 años.

Al igual que hoy, protegía su enclave el  en ese entonces caudaloso río  Bío Bío, el que por el poniente recibe las aguas del  Picoiquén (hoy Vergara), que enlaza con el Rehue y el Renaico, afluentes del Bío Bío; por aquellos años del siglo XVII navegables en gran parte de su curso.

Destruido el fuerte varias veces por fuerzas mapuches, la construcción militar resistió los embates de la guerra y el 7 de marzo de 1757 el Gobernador de Chile don Manuel de Amat y Junyent, sobre el terreno del fuerte, paseando su espada desenvainada y sus ayudantes cortando hierba del lugar, en sentido de posesión, declaraba fundada la “Villa de Nacimiento, de la Frontera”, como reza el acta levantada al efecto y hoy en el Archivo Nacional.

Fuerte Nacimiento 1

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A través de su historia, el poblado ha mantenido sus características de enclave español, especialmente por el gran fuerte militar, del que se conocen sus planos y especificaciones.  

Nacimiento, pertenece a la Región del Bío Bío, ubicado a cien kms. Al sur de Concepción. El fuerte, de singulares características, está rodeado por el pueblo y se halla enclavado sobre una hermosa colina inmediata al río Vergara y a su desembocadura en el Bío Bío.

La construcción del fuerte, cuya presencia es un símbolo histórico de la corona española  y actualmente bastión turístico de la ciudad, con fecha 25 de marzo de 1954, mediante Decreto N° 1312 del Ministerio de Educación, fue declarado Monumento Histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales, entidad entonces dependiente de ese Ministerio.

Un cautivo

Hasta aquí todo normal. Pero hemos dejado sin revisar un tema que en su momento sacudió hasta los cimientos al gobierno colonial, situación que tuvo por actor principal al capitán don Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, hijo de militar español, nacido posiblemente en Chillán alrededor de 1607; quien durante 9 años estudió con los jesuitas, donde aprendió el latín, conoció las obras de escritores de su época y las sagradas escrituras.

Posteriormente fue incorporado al ejército, específicamente al tercio San Felipe de Austria, que prestaba servicios en un lugar inmediato a Yumbel.

El 15 de mayo de 1629, una incursión de guerreros mapuches, se enfrentó a las tropas españolas; acción bélica que es conocida como batalla de Las Cangrejeras. A consecuencias de la derrota sufrida por los tercios españoles que participaron en la contienda, las fuerzas mapuches tomaron cautivos, siendo el principal de ellos el capitán Francisco Núñez de Pineda, joven militar que frisaba los 22 años y cuya prisión duró poco más de seis meses, siendo liberado en las afueras del fuerte de Nacimiento el 29 de noviembre del mismo año.

De las peripecias y su permanencia en las rucas nativas, Pineda y Bascuñán escribió en 1673 el libroCautiverio Feliz”, Y razón de las guerras dilatadas del Reyno de Chile, el que fuera editado por la Imprenta del Ferrocarril, de Santiago en1863, con prólogo de don Diego Barros Arana, e integrado como el tomo III a la Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la Historia Nacional (obra monumental iniciada en 1861).

La obra contenida en 536 páginas, entrega una completa visión del cautivo, quien supo ganarse el aprecio de sus captores, situación que le permitió conocer su modo de vida, las costumbres del diario vivir y la convivencia que de estos acontecimientos se desarrollaba en esas comunidades fronterizas aledañas o cercanas al Bío Bío.

La gran extensión de esta obra biográfica, donde muchos de sus pasajes redundan en conceptos religiosos (situación concordante con los escritores de la época), la hacen ser poco llamativa para las editoras, que han preferido abreviarla, mutilando muchos de esos pasajes, dejando fuera de edición algunos aspectos que hoy resultan interesantes.

Zig Zag, La conocida editora nacional, se atrevió a publicar una edición resumida a 250 páginas el año 1948, realizada por el escritor y profesor Ángel C. González. Todo ello por la necesidad de presentar una obra de mayor receptibilidad en el público lector. Una segunda apareció en 1967, de la que extractamos algunos pasajes de su solapa, en que se califica la obra como la primera de un escritor chileno “y una de las obras más simpáticas y pintorescas, ingenuas, maliciosas, llenas de colorido y gracia, que pueden leerse, sin inútiles citas eruditas, sin mortales sentencias de los Padres de la iglesia y de autores clásicos  griegos y latinos, con que Pineda y Bascuñán se resignó a recargarla y que la abrumaban”                

Y efectivamente la obra atrajo a muchos lectores, perfilándose entre los menos eruditos como un trabajo de mérito, que prestigiaba nuestra poco desarrollada literatura nacional bajo la dominación española, pues Pineda y Bascuñán era hijo de españoles, pero nacido en Chile, es decir, un criollo, como otros que aparecerán más tarde en los albores de nuestra independencia nacional.

No obstante, entre todos los pasajes de comidas, bebidas y otras muchas costumbres nativas presenciadas por Pineda durante su cautiverio, hubo una que hoy ha surgido con fuerza y vigor, apoyada firmemente por el municipio local. Es precisamente parte del relato que Pineda hace de las comidas que se le ofrecieron y pudo degustar el 29 de noviembre de 1629, luego de haber sido canjeado por otros prisioneros en las cercanías del fuerte.

      El gran detalle

El gran detalle lo vino a constituir la publicación en dos tomos del libro: Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, de RIL Editores, 2001, edición crítica de Mario Ferreccio Podestá y Raissa Kordic Riquelme, con un estudio preliminar de Cedomil Goic, el que, basándose en el original de 1106 páginas, reproduce fielmente la obra, similar al trabajo de 1863, ya comentado, dando un nuevo impulso a la difusión de este libro, que en la parte pertinente, refiriéndose al consumo de papas fritas dice así:

 .”porque las mujeres casadas del presidio y sus maridos, cual envió la sopa todavía con muchos huevos fritos por encima, cual el guisado de pescado seco, y otros, el marisco de choros secos machas ostiones y otros géneros; unas enviaban las papas fritas y guisados, otras los porotos y garbanzos, y el capitán y cabo que tenían dispuestos otros cinco o seis potajes, y por postre unos buñuelos bien sazonados con azúcar y canela”

Este párrafo, con el que los nacimentanos se atribuyen los méritos de ser la primera información escrita sobre tan significativo alimento a nivel mundial, nos lleva a preguntarnos por qué no hubo otras referencias sobre el tema durante el cautiverio, cuando con las descripciones culinarias de Pineda, habría material para escribir un libro de recetas mapuches, ya que, al parecer, todo eso lo tenía muy claro en su memoria.

También es necesario preguntarse si el libro se imprimió completo en 1863, nadie reparó en este detalle de las papas fritas, cuando países europeos reclaman los derechos culinarios sobre este plato, hoy un tanto controvertido por ser parte de la comida chatarra  cuyo origen se discuten franceses y belgas.

Por de pronto, junto con reivindicar el origen de la papa frita, el 14 de diciembre la agrupación Newen Mapu, con el apoyo del Gobierno Regional del Bío Bío y la Municipalidad de Nacimiento realizaron un evento gastronómico y cultural en el que las papas fritas fueron las reinas del evento.

Con el fin de obtener una declaración sobre el tema por parte de UNESCO, desde el municipio han manifestado la intención de poner estos antecedentes en conocimiento de dicha organización mundial.    

Fotos: www.identidadyfuturo.cl
Depto. Patrimonio MCAP.

Héctor Alarcón Carrasco

Escritor e investigador. Especialista en Historia Aeronáutica y Ferroviaria. Autor de diversos libros.

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