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Los orígenes de la música ranchera chilena y sus derivados están en el corrido mexicano, que llegó a nuestro país en los comienzos del siglo XX.
Tempranamente, luego de nuestra Independencia, Chile, mediante sus bravos marinos tuvo contacto con el rico potencial folclórico del pueblo mexicano.
No es menor que por aquellos años los puertos de Punta Arenas, Talcahuano y el gran Valparaíso recibían barcos de todos los continentes, ya que en ese entonces el Cabo de Hornos era el cruce obligado para el ir y venir del tránsito marítimo entre el Pacífico y el Atlántico, situación que cambiaría recién el año 1914 con la puesta en servicio del Canal de Panamá.
La Cueca en Guerrero
Fue así como en 1822, la Escuadra Chilena al mando del valeroso marino inglés Lord Thomas Cochrane, subió por las aguas del Pacífico hasta llegar a los puertos mexicanos de Acapulco y Oaxaca donde con toda seguridad nuestros marinos tuvieron los primeros contactos con mexicanos en los suelos de su patria.
Su misión consistía en ayudar a lograr la independencia de México y su primera recalada debía ser el puerto de Acapulco. Lo cierto es que ya a su llegada el 28 de febrero de 1822 los mexicanos se habían levantado en armas y se habían independizado del yugo español el 27 de septiembre de 1821.
De esta forma, la falta de noticias oportunas, permitieron que la escuadra chilena llegara a las costas mexicana con sus 105 marinos, los que con su banda de música se unieron a las celebraciones callejeras y les introdujeron la cueca, un tipo de música folclórica derivado de la zamacueca que tenía raíces peruanas y argentinas.
Este baile fue conocido principalmente por los pobladores de Guerrero, más precisamente en la llamada Costa Chica, popularmente cómo: ”La Chilena”. Los habitantes costeños al escuchar por primera vez esta música, pronto la adoptarían con total disposición, ya que era un ritmo que permitía zapatear, aplaudir y bailar («Chilenas de la Costa Chica«, Pablo Franco Romero, México 2023).
Aunque con un ritmo más moderno, La Chilena; antaño muy bailada entre dos, se ha adaptado por grupos de ballet folclórico de esa región, pero su popularidad no disminuye.
Esta unión de chilenos y mexicanos se acrecentó durante la llamada fiebre del oro, que se esparció por toda California y que tantos episodios de bandoleros, crímenes y asaltos se produjeron en esas tierras, donde se cuenta que hubo muy buena disposición entre los grupos humanos de ambos países, quienes luchaban palmo a palmo con los de otras naciones por la protección de sus “placeres” (lugares de laboreo), donde se extraían pepitas y polvo de oro.
Este cruzamiento de culturas, incipientes tal vez, supo de zamacuecas, cuándos, tonadas y los encantos de esa música de alegría, tristezas, de amores no correspondidos que eran el corrido y otros expresivos bailes del México campesino, que con el correr de los años llegarían a ser pilar del sentimiento popular de la canción charra con motivo de la revolución, el mismo que a principios del siglo XX surgió con tal hegemonía, que traspasó los lares campesinos, para entrar de lleno como piedra fundamental del folclor de ese país.
Es indudable que la difusión del fonógrafo o gramófono y luego la victrola ayudaron a difundir todo tipo de música en discos, que hasta esos años sólo era conocida por interpretaciones de guitarra, arpa, piano y otros elementos menores. Debemos precisar que en Chile los primeros discos grabados aparecen en 1906.
No obstante, son escasas las huellas de la música charra en el primer período del nacimiento de la radiotelefonía en nuestro país. Incluso en las presentaciones en vivo aparecen más gauchos y folcloristas argentinos que se presentan en algunos teatros de la época, entre los que se recuerda a un entonces casi desconocido Carlos Gardel, que con el tiempo se volcará a la nueva música que se hará conocida en muchos lugares del mundo: el tango, expresión bailable surgida a fines del siglo XIX, permeabilizado por la fusión de raíces afroamericanas y europeas, ritmo que pasó a los grandes escenarios y cobró auge con el cine, manifestación que adquirió una gran efervescencia al pasar de mudo a sonoro el año 1927.
Del cine al “Durango” y la radio
Para saber el por qué este tipo de música logra imponerse con tanta pasión en el cancionero campesino chileno, debemos recordar que allá por 1938 comienzan a llegar películas mexicanas a nuestro país, donde el corrido, el jarabe tapatío y el huapango son interpretaciones fundamentales que se hicieron populares en Chile.
En estas películas generalmente actuaban no sólo actores, sino que también lo hacían cantantes, los que tenían en el cine un pedestal para darse a conocer, proyectando además su discografía que era programada en algunas radios locales.
Debemos tener presente que en estos años tampoco había un gran consumo de programas radiales mexicanos, puesto que las radio emisoras estaban en las grandes ciudades como Santiago, Concepción, Puerto Montt, Valparaíso y algunas otras. Además, la pertenencia de un receptor de radio no aseguraba escuchar todas las emisoras como hoy en día. Para ello era necesario tener una buena antena, además en un principio había que pagar un derecho de audición mensual, el que se cancelaba al vendedor del equipo radial, algo similar a la suscripción por cable de la actualidad.
Si bien es cierto, las películas fueron una base sólida para traer a nuestra patria la música mexicana, que se inició con la cinta “Allá en el Rancho Grande”, filmada por Antonio “Tito” Guizar y Esther Fernández en 1936, dando inicio a la época de oro del cine industrial mexicano, no debe olvidarse que en febrero de 1940 llega a Chile la más grande embajada cultural del país azteca: 400 personas, a bordo del buque “Durango” de la Armada de México.
Desde una soprano hasta boxeadores, policías, marinos, un centenar de charros, cantantes, jinetes y bailarines, todos con una sola disposición: dar a conocer su arte a los chilenos.
Los charros cantan en teatros, radios y en todos los lugares donde hubo presentaciones como el Estadio Nacional, el estadio militar, la medialuna de la Quinta Normal, el estadio de la Escuela de Carabineros y otros lugares como la Cárcel Pública de Santiago.
Como se ha quedado expresado, siempre ha habido una afinidad entre chilenos y mexicanos, situación que, se ha expresado mayormente en la música popular de ambas naciones; siendo en Chile el corrido y las rancheras, la música de consumo habitual de las clases populares y especialmente campesina.
Sería interesante profundizar en ciertas claves sicológicas, temáticas y rítmicas comunes entre ese género de música popular en medio de la variedad de versiones que existen en toda nuestra América Latina. Esto tal vez explique la fácil permeabilidad y asimilación de ellas entre nuestros países en circunstancias propicias.
Los Huastecos del Sur
El año que llega el Durango (1940), ya estaba activo en el concierto de la música nacional, un grupo de música mexicana conocido como ”Los Huastecos del Sur”, que tuvieron gran éxito en esa época. Vestían trajes tradicionales de charro mexicano. Fueron ellos Julio Beas, voz y guitarra (1938-1945); Luis Beas voz y guitarra (1938 – 1945) y Gerard Cárdenas 1938-1945).
En 1945 se produce un recambio en el grupo y se integran Oscar Rodríguez y Sergio Baeza entre 1945 y 1963, a los que se une Fernando Trujillo en voz y guitarra, entre 1953 y 1958. Entre los temas grabados que más se recuerdan están “El Fanfarrón” y “Soldado de levita” en 1943 y “Todo es igual” en los años 50 del siglo pasado.
Jorge Negrete en Chile
En junio de 1946 llega al país el conocido actor de cine y cantante mexicano Jorge Negrete, el que ya a su llegada provoca uno de los primeros grandes tumultos por la presencia de artistas en la Estación Mapocho.
Las notas de prensa nos cuentan que Negrete estuvo un mes y tres días en Santiago en los que el artista realizó doce presentaciones acompañado del trio “Calaveras”, conjunto que tenía vida propia y que actuó también en algunas boites de la capital, luciendo las tenidas de charro con sus grandes sombreros alones y sus sarapes que los distinguían de las vestimentas de nuestros típicos huasos.
Durante una de las actuaciones Jorge Negrete recibió también un obsequio de los artistas chilenos consistente en una tenida de huaso con un hermoso chamanto bordado, que el charro lució durante esa presentación.
Negrete acostumbraba a vestir traje de militar del ejército mejicano. Todo ello, fruto de su paso por el Ejército y de que su padre era coronel de dicho Ejército.
Entre las canciones interpretadas por Negrete se recuerdan “¡Ay Jalisco, no te rajes!”, “Me he de comer esa tuna”, “Coplas de Retache”, “Así te quiero en Jalisco”, “La feria de las flores”, “Aunque me cueste la vida” y otras que ya eran conocidas en el cine y discos por el público, que las aplaudía a rabiar.
Sus actuaciones eran efectuadas en el antiguo Teatro Baquedano y sus transmisiones radiales eran realizadas a las 22:30 horas por los micrófonos de Radio Prat, mediante su cadena de emisoras “Los eslabones del aire”, que unía a las radios “Cochrane”, de Valparaíso; “Tucapel”, de Rancagua; “Condell” de Curicó; “Lautaro” de Talca”; ”Ñuble”, de Chillán; “Simón Bolívar”, de Concepción; “La Frontera”, de Temuco y “Baquedano”, de Valdivia.
Sus presentaciones, aparte del trío Calaveras, eran acompañadas por una orquesta de 17 músicos, los mejores del ambiente musical de la época, quienes eran dirigidos por el maestro Manuel Contardo.
Conocido como ”El charro de la Voz de Oro” , su voz calló tempranamente un 5 de diciembre de 1953, a los 42 años de vida.
Guadalupe del Carmen
En concreto, éste es históricamente el germen que comienza a incubar la asimilación de la música ranchera en el ambiente nacional. Es allí, precisamente, donde aparece una mujer especial que será conocida como “Guadalupe del Carmen”, la pionera que dará el toque nacional a la música de México en nuestro país.
Guadalupe del Carmen, revista La Época, junio de 1987.
Según el periodista y realizador audiovisual Fabián Llanca: “Guadalupe del Carmen es una de las figuras fundamentales de la música popular chilena de toda la historia, igualable a nombres como Ester Soré (n. 1915) en la interpretación de tonadas, a Margot Loyola (n. 1918) en su trabajo de proyección folclórica y a Violeta Parra (n. 1917) en la composición de música chilena de raíz.” (https://cl.linkedin.com/in/fabian-llanca-fuenzalida-b623b119)
Esmeralda González Letelier, era el nombre de esta destacada cantante más conocida por su seudónimo artístico de “Guadalupe del Carmen”, quien había nacido en las cercanías del pueblo de Chanco, en un lugar llamado Quilhuiné, el año 1931. Desde muy niña fue aficionada al canto y a tocar la guitarra, claro que en aquellos años de su niñez, su repertorio no pasaba más allá de alegres cuecas y tonadas campesinas, con las que alegraba las reuniones familiares y fiestas de su entorno.
Pero como en nuestra patria todo se “cocina” en Santiago, la que más tarde habría de ser la reina del cantar mejicano, emigra a la capital, donde consigue un puesto de vendedora en un céntrico local que quedaba a unos pasos de la legendaria Radio del Pacífico, donde Esmeralda logra destacar en el programa de aficionados que transmitía esa emisora.
Por esos mismos años procedente de Argentina arriba a la estación Mapocho, el ídolo musical del momento, el mejicano Jorge Negrete, precedido por sus canciones y sus películas provocando un tumulto pocas veces visto por los capitalinos. Dicen que allí estaba también nuestra amiga, recibiendo a su ídolo, que por cierto nunca supo de su presencia en ese lugar.
Allí surge el deseo, la idea, la visión de cantar esa música que llegaba a lo más profundo del pueblo y que hablaba de tradiciones, deseos, amores trágicos, engaños y desengaños, todo ello vertido en ardorosas notas en el pentagrama musical.
Pero eso deberá esperar un tiempo, porque en uno de sus “trajines cantados” por la Vega Central, conoce al dúo de los Hermanos Campos, quienes la invitan a participar como la voz femenina del grupo.
No obstante, tonadas y cuecas siguen siendo el fuerte de su repertorio, pero pronto pasa a convertirse en “Sandra” la mexicanita y a falta de escenarios, recorre con los hermanos aquellos lugares donde el pueblo se expresaba con afecto, aplausos y donde los sombreros huasos de sus acompañantes recibían el caudal de pesos y chauchas ganados con esfuerzo y dignidad, pero que los rotos entregaban sin miramientos ante el caudal de voz de esta pequeñita que nacía a la vida artística y que se codeaba con ellos brindándoles la arrogancia de su voz en sus mejores canciones.
La vega, el mercado, las estaciones y los trenes de Valparaíso al sur la escucharon con admiración, pero también la escuchaban otros personajes y luego surge el consabido representante que la lleva a radios, boites y quintas de recreo de categoría, pero junto con ello se le busca un nuevo nombre; un nombre que siendo simple pueda unir en uno solo los de ambos países.
Así nace “Guadalupe del Carmen”, el primero por la Patrona mexicana y el segundo por la Patrona de Chile. De paso se desliza por ahí en una entrevista –a manera de promoción-, que era nacida en Chihuahua, lo que termina por posicionarla como la nueva revelación del cantar popular chileno.
Sus discos se editaron por miles y tiene el privilegio de haber sido la primera en lograr un disco de oro por la venta de 175 mil copias de su disco “Ofrenda” en 1945. Eso, sin contar que en carriles paralelos brillaban Antonio Prieto, Ester Soré –La Negra Linda- y el mismísimo Lucho Gatica.
Sus giras por el interior del país eran todo un acontecimiento. Recuerdo haberla visto en los sesenta en el pequeño pueblo de Negrete, en un teatro muy estrecho, abarrotado de gente que quería conocerla.
Allí ella deleitó al público presente con sus mejores canciones y como anécdota de esa actuación, ella, la reina del corrido y la ranchera, la que había conquistado los mejores galardones con sus canciones y se había presentado en los grandes escenarios de la capital y de las grandes ciudades, a falta de camarines, tuvo que hacer todo el trajín de cambiar su ropa de actuación, detrás de las modestas cortinas del escenario. Seguramente no era la primera vez que lo hacía, porque al igual que ella, muchos artistas de esos años, cada vez que salían en gira debían contentarse con lo que había y qué, en realidad, en esos pueblos chicos, había muy poco.
Como en todo artista, viene un declinar en sus presentaciones; se ha casado con Marcial Campos, de cuyo matrimonio nacen tres hijos. Los años de gloria comienzan a quedar atrás, pero su mayor potencial no la abandona: su voz enérgica, cálida, estentórea, no ha perdido su brillo y señorío, por lo que es llamada a integrar el cartel de artistas del emblemático “Festival de la Una”, en Televisión Nacional, que dirigía el no menos conocido animador Enrique Maluenda –“platita poca, pero segura”, según él decía a los artistas-, programa que la revitaliza en el ambiente discográfico nacional.
Hoy, los amantes de su música le recuerdan por haber hecho populares con su voz inconfundible las canciones: “Cartas Marcadas”, “Juan Charrasqueado” “El Hijo Desobediente”, “Ofrenda”, “Rosa Flor” “Amor de Todas” “Lupita la Pendenciera” y muchas otras canciones, tanto mexicanas, como de autores nacionales, cuyas grabaciones todavía son difundidas por los programas radiales de corte ranchero.
El 5 de junio de 1987, luego de haber actuado en el Circo Timoteo, con el que realizaba una gira, mientras se hallaba en la localidad de Peñablanca, dejó de existir esta gran artista, cuya voz hoy es recordada con veneración por los aficionados a este tipo de música.
Sus restos fueron llevados a la Catedral de Santiago, donde se le hizo una misa, siendo acompañada por mariachis y miles de personas, cuyo cortejo paralizó el tránsito capitalino en horas de la tarde, mientras se le trasladaba a su última morada en el Cementerio Metropolitano, donde miles de ramos de flores, dejados por las más humildes manos, inundaron su tumba.
Ese último homenaje, aunque tardío, dejó de manifiesto la admiración del gran pueblo por la más importante de las cantantes populares de la canción ranchera que haya pasado por nuestro país. Sus discos originales, simplemente no circulan, porque constituyen piezas de gran valor para los coleccionistas. Aún en CD es difícil encontrar su música. Internet ofrece una alternativa para quienes quieren disfrutar de ella.
Para recordar su memoria, desde hace varios años, el pueblo de Chanco organiza un festival que lleva su nombre, donde se escucha su música y se mantiene vivo el recuerdo de su voz. Hasta allí concurren todos los representantes de este género musical a cantar nuevos y viejos temas del cancionero mexicano, como una ofrenda a la voz generosa de esta mujer, que de campesina, saltó a la fama por el imperio de su voz.
Ver: https://chilecronicas.cl/2012/01/31/guadalupe-del-carmen-icono-de-la-musica/
El Cantar Mexicano en las radios chilenas
Fue lento el desarrollo de la transmisión de música mexicana en las emisoras de radio. En los años cuarenta a sesenta era muy fuerte la transmisión de música chilena, española, argentina, peruana y de otros países cuyos espacios eran pagados por comerciantes o grupos que auspiciaron desde música popular a selecta de sus naciones de origen.
Entre los cuarenta y los setenta del siglo pasado la música de Pedro Infante, Miguel Aceves Mejía, Marco Antonio Muñiz y Antonio Aguilar son discos muy solicitados en las radioemisoras que tienen programas de corte mexicano, especialmente en el sur de nuestro país, donde la conjunción de huaso y charro tiene mayor aceptación.
En los años 40 Radio Yungay, de Santiago, transmitía el programa «México es así», dirigido por la locutora Lupita Suarez, el que salía al aire a las 19:30 horas. El año 1946, eran de su grilla “Los Chamacos del Norte”, quienes cantaban música melódica y mexicana.
En los años 60, CC. 98 Condell de Curicó, tenía el programa “México y sus intérpretes”, entre las 15;15 y las 16:00 Hrs., claro que los fines de semana también se integraban noticias futbolísticas.
CC. 135 Radio Minería de Rancagua entre 20:00 y 20:30, los días martes y viernes transmitía el programa Serenata Mexicana.
CB. 156 Radio Sargento Aldea de San Antonio. De lunes a sábado transmitía el programa “México Canta” entre las 17:00 a 17:30 hrs.
En 1970: CB 111 Radio Prat, entre 14:00 y 14:30 Hrs., transmite “Cartas de México”.
CB 109 Radio Candelaria en su programación de marzo de 1970 transmitía el programa “La Candelaria en México”.
CC 126 Radio Condell de Curicó continuaba con la transmisión del programa “México y sus intérpretes» entre 15:15 y 16:00 hrs.
Se recuerda en esta época también las Radiodifusoras Australes Sociedad Limitada, integrada por CD 134 Radio Eleuterio Ramírez de Osorno que transmitía “Música y Canciones de México” y CE 133 Radio Vicente Pérez Rosales de Puerto Montt que diariamente entre las 14:05 y 14:30 Hrs. Transmitía el programa “Canciones y Melodías de México”.
Así, con el apoyo de las emisoras radiales nombradas y otras que también tenían espacio para difusión de la música mexicana, el Chile campesino era entronizado en el gusto y audición por la música azteca. Poco a poco también se van integrando algunos intérpretes de esta temática como Fernando Trujillo, Lupita Aguilar, los Hermanos Bustos, Los Llaneros de la Frontera, Eliseo Guevara y otros.
Fernando Trujillo Sánchez
Pertenece a una familia de músicos. Es la leyenda viva de la música mexicana en Chile. Su hermano Valentín Trujillo, profesor de música, virtuoso pianista, trabajó muchos años en el programa de televisión Sábados Gigantes, de Don Francisco.
Fernando estudió en el Instituto Nacional, donde en 1938 se le ocurrió formar un conjunto, el que estuvo integrado además por Oscar Rodríguez y Federico Granadas. Se iniciaron cantando ritmos melódicos y mexicanos. Conocido como el Trio Monterrey, el conjunto tuvo muy buena aceptación del público, por lo que viajaron a Buenos Aires, donde se presentaron en Radio Belgrano y algunos locales nocturnos. Debido a que los integrantes no podían armonizar los ensayos ni la actuación, por sus diferentes actividades, optaron por separarse en 1953.
Por esos años cantaba como crooner en El Waldorf y En el Carrera, locales famosos a principios de los 50. Allí había debutado con el Trío Monterrey. A mediados de 1953 se unió como primera voz a “Los Huastecos del Sur”, unión que duraría poco tiempo, ya que, en febrero de 1954, Agustín -cucho- Fernández, director de la radio SNA (Sociedad Nacional de Agricultura, hoy Agricultura) lo invitó a cantar como solista.
De allí, en meses alternados se presentaba en Radios Del Pacífico y Corporación, año en que continuó su trayectoria de solista como intérprete de música mexicana y boleros.
En diciembre de 1954, la periodista Marina de Navasal, de reconocida trayectoria en la revista Ecran, publica un artículo muy comentado titulado “Conozca a los nuevos cantantes surgidos en 1954”. Para su elaboración, se valió principalmente de las radios y los sellos de discos.
No debemos olvidar que en esos años ya las radioemisoras contaban con números en vivo, con programas diarios de música diversa y donde los concursos de búsqueda de nuevos talentos permitían ir generando un recambio de artistas de radioteatros y cantantes y músicos de muy buena factura, como Arturo Millán, Lucho Gatica, Raúl Videla, Antonio Prieto, Los Peniques y otros.
Radio Del Pacífico destacaba los mejores elementos de su programa “Crisol de Estrellas” que dirigía Isidro Guajardo, quien consideraba entre las mejores a María Baeza, interprete del género popular, pero que lucía mejor en el género mexicano. En tanto Agustín Fernández de Agricultura nombraba como uno de los mejores a Fernando Trujillo de los Huastecos del Sur.
Por su parte el sello Odeón era taxativo en destacar a los artistas más populares en ventas de discos (en el mismo orden) Guadalupe del Carmen, Dúo Rey Silva, Magda Ruiz, Enrique Balladares, Federico Ojeda y Pepe Carrera. Como vemos la juvenil cultora del género mexicano a sus 23 años era ya toda una artista consagrada y conocida del público que adoraba su música.
A pesar de su privilegiado lugar en ventas de discos, Guadalupe no gozaba de mucha aceptación de la prensa especializada y pocas veces se le vio en entrevistas de revista Ecran, que en los 50 era la publicación de mayor auge en materias de cine, radio y música.
Miguel Aceves Mejía
El 6 de agoto de1954 llegaba Santiago donde estaría durante un mes, este charro, ídolo de la canción mexicana conocido como Miguel Aceves Mejía, nacido el 15 de noviembre de 1915 en las soleadas tierras de Chihuahua, quien llegó a cumplir contrato con Radio Mineria, donde actuaba lunes y viernes desde las 22:36 hrs. Y los miércoles a las 13:00 horas.
Acompañado por sus charros “Los Barqueños”, se presentaba también en la boite Goyescas, de calle Estado, en los shows de tarde y noche.
Aceves Mejía llegaba precedido del título de cantante más popular del año, distinción obtenida en 1953 en un concurso realizado en su país, tenía a su haber la filmación de ocho películas. Reconocía que, al morir Jorge Negrete, no había habido nuevos intérpretes tan populares como aquel.
Sin embargo, la figura de Aceves Mejía, con su popular jopo blanco, a través de los años dejó grandes éxitos musicales como La Cama de Piedra, Tírenme Piedras del Campo, El Jinete, El Pastor y La Malagueña. Su particular uso del falsete, dio un toque personal y distintivo a sus interpretaciones.
Luego de su visita a Chile, sus discos eran material muy escuchado en fiestas y celebraciones, no sólo campesinas, sino que en muchos lugares de nuestro país. Su voz continuó escuchándose con mucha audiencia en los programas radiales de música mexicana.
El 6 de noviembre de 2006, en Ciudad de México falleció este hito de la ranchera y el corrido mexicanos
ROBERTO AGUILAR (CARLOS MOYA CATALÁN)
Nacido un 7 Octubre de 1933 en Talcahuano, Chile: Empezó su carrera artística en 1955 en Radio Minería en programas Estelares y La Boite Goyescas que era lo mejor de espectáculos de Chile. Diversas crónicas dicen que no tuvo inicios de aficionado ya que empezó directamente “a lo grande” dada la calidad de su voz.
Fue elegido La Revelación del Año y empezó su carrera ascendente con giras por todo el país. Posteriormente inició una serie de giras internacionales por países como Argentina y Bolivia donde fue elegido el cantante más popular.
En 1962 llega a Santiago la Compañía española “ROMERÏA” con su atracción principal, una bella española Teresita Oliva. Roberto fue enviado como estrella de Radio Minería a participar en ese espectáculo, se enamoró de Teresita y en enero del año 1963 se casaron en Buenos Aires, Argentina donde se radicó y siguieron las giras por diferentes países; no obstante, su meta era llegar a México, lo que consiguió con grandes esfuerzos.
Conoció a la hija de Jorge Negrete que siempre fue su ídolo la que le regaló un traje completo y un sombrero charro, de su padre.
Teresita, su esposa, hizo gran carrera en México trabajando en distintos lugares y Roberto debutó en La Taberna del Greco junto a Emilio Gálvez, El Charro del Misterio, Laura Fierro y muchas otras figuras.
Conoció y se hizo amigo de grandes cantantes de la época como Cuco Sánchez con el cual hizo giras por Chile.
Fue compositor de música mexicana y en todos los países sudamericanos organizaba su propio mariachi con los que realizaba giras por el interior.
Trabajó en infinidad de programas; con Don Francisco en Sábados Gigantes, con Enrique Maluenda en El Festival de la Una, con El Pollo Fuentes en Éxito, entre otros.
En Barcelona graba para el Sello Discográfico ECB Récords en el cual edita 20 C.D., que son distribuidos en varios países. Lo acompañaba su esposa Teresa Oliva y sus hijas Lupe y Virginia.
El domingo, 28 de abril de 2013 Roberto Aguilar, fue homenajeado por la Embajada de México en Chile y por la Asociación de Mexicanos en Chile por su aporte a la difusión de la música mexicana a lo largo de toda su carrera. En ese tiempo estaba radicado en Catalunya desde hacía más de veinte años.
Se le recuerda como uno de los impulsores de la música ranchera en Chile, donde nació. Después vivió en México muchos años y finalmente se trasladó a Catalunya, donde también fue uno de los primeros cantantes rancheros a finales de los ochenta, al lado de su esposa la también cantante Teresa Oliva.
De sus interpretaciones recordamos: Como se me pegue la gana, El Aguacero, El ausente, Flor sin retoño, No vale la pena, Que te vaya bonito y muchas otras imposibles de resumir.
Falleció el 3 de febrero de 2022.
Roberto Aguilar fue miembro de una familia de renombrados artistas, hermano de Nilda Moya Catalán, conocida por su nombre artístico como «La Pirilacha», y tío de la actrices y comediantes Mireya y Tatiana Merino.
Cuco Sánchez
José del Refugio Sánchez Saldaña, su verdadero nombre, Nació el 3 de mayo de 1921 en Altamira, Tamaulipas, México.
Falleció el 5 de octubre de 2000 (79 años) en Ciudad de México, México
Conocido cantautor de rancheras y corridos, estuvo activo entre los años 1937 y 2000.
Desde su infancia se distinguió por decir frases bonitas, las que le gustaban mucho a su madre, quien las anotaba. Cuando Cuco aprendió a escribir, redactaba ideas muy completas y poéticas, y al poco tiempo descubrió su capacidad y facilidad para desarrollar melodías para acompañar esas frases y pensamientos.
Comenzó su carrera artística en 1937, pero fue en 1939 cuando su canción «Mi chata» lo lanzó a la fama. Compuso más de 200 canciones, varias de ellas para el cine. Su estilo retomó la tradición de la canción revolucionaria.
Cuco Sánchez falleció a los 79 años.
Algunas de sus Composiciones: Fallaste corazón, Qué rechulo es querer, Yo también soy mexicano, Anillo de compromiso, Anoche estuve llorando, Grítenme piedras del campo, Guitarras, lloren guitarras, La cama de piedra y muchas otras.
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Hemos nombrado a los artistas mexicanos y chilenos más conocidos y que en algún momento de sus vidas estuvieron en Chile. Pero eso no quiere decir que otros no hayan estado presentes, mediante sus discos y sus películas, cuyos temas corridos y rancheras se hicieron muy populares entre cultores de esta música en nuestro país.
Entre los 50 y 60 del siglo pasado, mucha de esta música envasada era irradiada en los lugares más inhóspitos de nuestra tierra, llevada por los llamados parques de entretenciones o simplemente “bazares”, donde los concurrentes entre las 6 de la tarde y la medianoche, aparte de divertirse con el Tiro al Blanco, Los Patitos, La Ruleta, las sillas voladoras y tantas otras diversiones, podían también dedicar música a sus amistades por unas pocas monedas. Esta música era generalmente rancheras por los ídolos mexicanos del momento, situación que persistía hasta la hora de cierre del parque.
El Musiquero
Así, el corrido y la ranchera se propagaron por nuestra tierra, teniendo también un apoyo muy directo por parte de la revista El Musiquero, que se publicó entre 1964 y 1976, con un tiraje de 40.000 ejemplares.
Esta revista de corte musical popular, a poco de salir a la venta, comenzó a dar cabida a letras de canciones mexicanas y los nombres de Pedro Vargas, Javier Solís, Fernando Trujillo, Guadalupe del Carmen, Cuco Sánchez, Jorge Negrete y otros, se hicieron comunes en la publicación, que también daba cabida a la naciente onda juvenil, conocida como “Nueva Ola”, cuyos integrantes, en su mayoría jóvenes, dejarían un interesante registro musical en las páginas de esta revista.
En menor escala, las revistas “Ritmo” (100 mil ejemplares semanales) y “Rincón Juvenil”, revistas de corte nuevaolero, también colaboraron con entrevistas a cantantes y actores mexicanos, quienes difundían el tipo de música que nos ha reunido en este recuerdo de la difusión de la música ranchera y el corrido en nuestro país.
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