Pueblos Perdidos de Chile: Villa Almagro en La Araucanía

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Historia de Villa Almagro

A poco de fundarse Nueva Imperial el 26 de febrero de 1882, hubo necesidad de conectarla a otros centros poblados mediante incipientes rutas que comenzaron a dar vida a un sector que se ubicaba entre Temuco (agua de Temo) y Carahue (Cara: poblado; hue: lugar; se ha asociado también a: lugar donde hubo una ciudad).

No obstante los buenos deseos, había un impedimento natural que restringía la normal comunicación. Se trataba nada menos que del caudaloso río Cautín, el que impedía el transito normal entre las dos poblaciones.

Al sur del pueblo se ubicaba la antigua población conocida con el nombre de Boroa (Foro-hue; foro: huesos humanos; a: osario), lo que permitió que de inmediato se fomentara un pequeño comercio y una comunicación cotidiana con la misión que había en ese antiguo poblado, que en época de la Conquista había sido un importante fuerte español.

Fue así como en este sector, ubicado a cinco kilómetros de Nueva Imperial, la orilla sur del río comenzó a poblarse paulatinamente por gente que quedaba impedida en invierno de atravesar el cauce, los mismos que comenzaron a establecer balsas para la travesía, lo que originó que aquel lugar fuera conocido como “Ultra Cautín” (ultra: más allá de, al otro lado de).        

Así las cosas, siendo el Ministerio de Tierras y Colonización el responsable de estos territorios, y encargado de la fundación de nuevos pueblos, eleva a consideración del Presidente de la época don Federico Errázuriz Echaurren, los antecedentes con la proyección que podría tener a futuro este poblado, quien mediante Decreto Supremo N° 673, de fecha 12 de junio de 1897, funda en este lugar el pueblo de “Almagro”, como una manera de rendir homenaje al conquistador español Diego de Almagro.

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Ese mismo año, con fecha 17 de diciembre, se aprobaba el plano de distribución de sitios, trabajo efectuado por el ingeniero P. Cornely, del Ministerio de Tierras, el que mereció ciertos reparos por la Gobernación de Nueva Imperial, pues se consideraban insuficientes y mal ubicados los sitios que se había dejado para futuros edificios fiscales.

Como una forma de reclamar contra esta situación, el Gobernador hizo presente su malestar, pues no había sido consultado para nada cuando el ingeniero Cornely levantó el plano del poblado, el que según el gobernador estaba destinado a ser en el futuro la cabecera de la comuna que deberían formar Almagro y Boroa.

En realidad estas divergencias se originaban por la división del pueblo, que ha generado desde antiguo el estero Cancura (can: cántaro; cura: piedra. Piedra para la fabricación de cantaros), el que hasta la fecha mantiene su arrogante desagüe al Cautín en el mismo lugar, dividiendo en dos la población, pero ahora con un puente que facilita el tránsito  entre ambos espacios.

Alrededor de 1900, todavía persistía el nombre de Ultra Cautín, con el que se le conocía primitivamente y su población se había alzado a 320 habitantes, ocupando los sitios que se le habían asignado en el plano del Ministerio de Tierras y Colonización (Espinoza, Geografía descriptiva de Chile, 1903).

Con fecha 19 de febrero de 1901, por Decreto Supremo N° 592, el Presidente Errázuriz nombraba Agente Postal de Almagro al ciudadano Pedro Nolasco Arellano, quien debía hacerse cargo del traslado del correo desde Almagro a Imperial; en aquellos años único medio de comunicación, que permitía a la ciudadanía mantenerse informada de diversos aspectos sociales.

Como sucedía en otros lugares, el puente sobre el río Cautín  pertenecía a la “Sociedad Puente Almagro” que dirigía el vecino Martín Stone, quien vendió sus derechos a la sociedad, entidad que en 1901 estaba al mando del vecino Augusto Hein, oportunidad en que el fisco compró el puente en la suma de 30 mil pesos oro de diez y ocho peniques, el que fue recibido por el Gobernador de la época don Luis Fuenzalida. Hay que recordar que todavía en esos años se cobraba el derecho de pontazgo, el que debían pagar jinetes montados, carretas, coches, carga y animales vacunos.

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Más de un siglo ha pasado de aquellos años. Según los más antiguos del pueblo dicen que se han construido tres puentes para mejorar el acceso al lugar  y que durante mucho tiempo también hubo balseros cuando el puente tuvo dificultades y no se permitía el paso por él.

Fruto de la cercana Misión de Boroa, dicen que los almagrinos son muy católicos y es así como al igual que en  Yumbel, Puerto Saavedra, Perquenco, Lonquimay, Angol y otros lugares, Almagro también celebra el 20 de enero de cada año la festividad religiosa de San Sebastián.

Juvencio Valle, Premio Nacional de literatura

Se llamaba Gilberto Concha Riffo, nació en Almagro en 1900, pero tempranamente adopta el seudónimo de Juvencio Valle, con el que comienza a publicar sus poemas en los diarios imperialinos. Cuando Gilberto era todavía un niño, su padre se traslada a los cercanos campos de Bolonto, donde construye un molino en el que el joven trabajará durante varios años.  Gana varios premios en concursos literarios de Temuco y Nueva Imperial y escribe artículos sobre libros y poesía en los diarios de su ciudad.

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De los primeros años del poeta en Almagro, su biógrafo Julio Gálvez Barraza, recuerda: Villa Almagro estaba dividida en dos poblaciones por el estero Cancura. A poco más de 150 metros del río, camino hacia Huilío, existía el año 1900 una amplia casa con balcones saturados de geranios. Desde esos balcones podía verse la pequeña iglesia de la villa”. Más adelante agrega. “En aquella casa, en aquel barro y en aquel silencio, en medio de la selva mágica, nació un seis de noviembre de 1900 Gilberto Concha Riffo, hijo del agricultor Juan Concha Hernández y Rosalía Riffo Segura. Fue el cuarto de un matrimonio de siete hijos”.   

Allá en Bolonto, en esos años cubierto de espeso bosque y vegetación, cuna de pájaros y aves de río, transcurre la juventud del poeta. Corría el año 1929 cuando don Apolinario Riquelme, dueño del periódico “El Ideal”, decide publicar bajo el sello de Editorial Azules, el primer libro de Juvencio: “La Flauta del Hombre Pan”, con un escaso tiraje de 150 ejemplares.

Esos primeros escarceos literarios le permiten tener una mirada más avezada sobre el enfoque de su poesía y más tarde dirá que aquel no fue su primer libro sino que: “Tratado del Bosque”, publicado en Santiago y con el que comienza a ser conocido como uno de los poetas jóvenes promisorios de aquellos años.

Su trabajo literario le llevó por diversos países, obtuvo numerosos galardones por su amplio bagaje poético y en 1966 se le concedió el Premio Nacional de Literatura.

Juvencio Valle, es sin lugar a dudas el hijo ilustre de Almagro, poblado en el que se le recuerda permanentemente con actividades literarias, e incluso con visitas a su tumba, pues sus restos reposan desde hace unos años en el cementerio de Nueva Imperial.                  

Almagro actual

No debe confundirse Villa Almagro a secas con la ciudad Diego de Almagro de la provincia de Chañaral, ni con el caserío Diego de Almagro de El Monte en la provincia de Talagante. En los últimos años a Almagro se le ha conocido como “Villa Almagro”, pero el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), no reconoce la denominación de “Villa”, que fue muy usada  en tiempos de la colonia, incluso hasta principios de 1900.  

En la actualidad todos los pequeños poblados con menos de 301 habitantes reciben el despectivo nombre de “caserío”, denominación que recibe esta Villa en el último censo por contar solamente con 275 habitantes, los que están repartidos en 105 viviendas.

Como puede verse, la población no ha aumentado demasiado desde su fundación, a pesar de que en sus primeros años tuvo gran importancia comercial, pues de sus campos cercanos llegaba gran cantidad de productos agrícolas, los que eran tratados en el mismo pueblo o llevados para su venta a Nueva Imperial.

Respecto de sus límites podemos decir que el año 1942 se crea el Distrito 10 Almagro y recién en el año 1964 se fijan sus límites, conforme a lo  siguiente: Al norte el Río Cautín; al sur el Estero Cancura, al Oriente la Misión Boroa y al Poniente el fundo de Ivonne Olhagaray.

En sus primeros años hubo correo e incluso más tarde se le dotó de un retén de Carabineros, no obstante, nunca se ocuparon los terrenos fiscales para construir algún edificio de importancia. Se han pavimentado sus calles. Cuenta con agua potable y alcantarillado, una escuela, pero aún no tiene una posta o local para la atención de salud. Un comercio incipiente permite al poblado satisfacer sus necesidades básicas. A fines del verano son varios los locales que se dedican a la venta de chicha dulce de manzana, la que es muy apetecida por sus habitantes, como por turistas que van de paso por esos lares.

San Sebastián

En tiempos normales, esta actividad del 20 de enero se inicia con misas, visitas a la imagen del santo por los vecinos, pago de mandas y en horas de la tarde los católicos más connotados lo sacan en procesión por las calles del pequeño poblado, a cuya celebración concurre una muy alta cantidad de fieles.

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Paralelamente, todos los años se realiza también la Feria Costumbrista de Almagro, en la que tienen cabida todas las expresiones.

Comercio con cultura

Don Mario Paredes Soto, hace ya muchos años se avecindó en Almagro. Durante su estadía junto con ejercer el comercio se ha destacado como un gran pilar de la cultura del lugar. Actualmente es presidente del Círculo literario Juvencio Valle de Nueva Imperial y junto a su hija Dalia ha promovido varios encuentros literarios con poetas y escritores del país y del extranjero.

Hace poco don Mario, que es dueño del restaurant “El Rincón de los Poetas”, en el que ha recibido a muchos de sus amigos del ambiente literario, publicó su primer libro: “La vida reflejada en un verso”, en el que como dice su título, han quedado grabadas muchas escenas de su existencia, rindiendo con ello tributo a Juvencio Valle, emblema literario que es luz de constancia en el devenir de su obra poética.

La música tiene su mayor exponente en el folclorista Dino Millán, quien es un reconocido cultor de este género. Ha vivido muchos años en Santiago y siempre recuerda con nostalgia que en su juventud tuvo oportunidad de compartir con la folclorista nacional Violeta Parra, de cuya amistad sacó muchas experiencias, que más tarde volcaría en su extenso currículum de canciones, que suele compartir en reuniones culturales en su pueblo y Nueva Imperial.  

Así, la vida en Almagro transcurre lentamente; por sus calles circulan de tarde en tarde algunas viejas carretas, pero ya el paisaje se ha infectado de raudos automóviles y veloces camionetas que transportan personas y carga por los campos cercanos. Todo ello favorecido por el progreso, que instaló hace algunos años un nuevo puente y asfaltó el sector entre Nueva Imperial y Almagro. Además se está asfaltando el camino entre Almagro y Teodoro Schmidt, lo que le dará un nuevo impulso a este pequeño “caserío”, que por su singularidad hoy hemos presentado como uno de los “Pueblos perdidos de La Araucanía”, ya que por no estar en una ruta principal, no es demasiado conocido. 

Como se ha dicho, sus habitantes viven del comercio, de la agricultura, y de otras actividades varias, son gente sencilla, amable, que gusta de la vida tranquila  y de vivir el presente sin mayores contratiempos.

Fotos: colaboración Israel Sanhueza

Héctor Alarcón Carrasco

Escritor e investigador. Especialista en Historia Aeronáutica y Ferroviaria. Autor de diversos libros.

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