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Tal es el título que Gemma escogió para publicar su segundo libro de poemas, demostrando con ello que la edad no es impedimento para realizar sus anhelos.
Hace ya muchos años que junto a su familia se radicó en Loncoche, donde gran parte de su vida estuvo dedicada a la docencia.
Pertenece al Círculo Literario “Alerce Vivo”, en cuya senda día a día va elaborando su obra, una obra donde la presencia del paisaje denota su afecto por los lugares de esparcimiento de la ciudad:
Río Cruces, con tu ribera
Dorada de aromos,
tus aguas
dialogan con las nubes
y calman humanas angustias.
Sus poemas no tienen nombre, sólo existen cinco capítulos con denominaciones: Me pregunto; Reflexiones; Madre Natura; Vidas; y ?????.
Es la vida, es el instante, es el recordar momentos de la historia y traerlos al presente de la mano de un verso:
La sangre araucana
Transmutó mágicamente
En rojas medallitas…
Continuamos leyendo los versos de Gemma y seguimos su peregrinar, aunque no hay rutas determinadas, no hay encuadramientos, sólo el verso libre fluye por las páginas, donde cada hoja es una estación, un amparo para la creación de esta poeta que hizo del paisajismo su profesión.
Así, sencillamente, como es su carácter, entregó sus versos a la prensa, para dar nacimiento, sin grandes destellos, a esta creación literaria que es una mirada poética, su propia mirada a una vida llena de detalles pintorescos, que la autora fue recogiendo para solaz de sus lectores.
