Nació en la localidad fronteriza de “Casa de Lata”, comuna de Curarrehue, Araucanía, lugar de bosques, de copihues, de grandes y añosos robles, junto a los cuales vivió su niñez; estudió Arte y periodismo. Ha vivido en Argentina, Brasil y Uruguay, donde tuvo cordiales relaciones con grupos de arte y poesía.
Su obra poética está distribuida en antologías, y en su calidad de grabador sus obras se han presentado en más de 200 catálogos de arte.
Su poesía tiene un eco de recuerdos, de paisaje, de pájaros, de lluvias y de su aldea Casa de Lata, enclaustrada a los pies de la cordillera de los Andes, así en un camino interminable se va distribuyendo en hojas, en zines, en reuniones de poesía donde el arte también es un invitado esencial.
En esta ocasión presentaremos dos de sus poemas.
Una tarde mayo (De: “Mesa para diez”, imp. Servicom, Temuco 2009)
¡Qué tarde!
Vienes llegando
Cada vez
Más temprano.
Refúgiate en
El seco parrón
La uva chinche
Sigue de luto.
El agua
Busca su destino.
Todavía está la silla
Que perdió
La paja.
La tabla
del cajón
manzanero
la recuperó.
Siguen tus
pasos
tan fuerte
la pisada
está marcado
tu pie
en el concreto.
Busco tu
figura
pero el patio
no me
entrega su secreto.
La ligustrina
está triste
no quiere vivir
¿Qué pasa?
El agua
busca su retiro.
Camina de nuevo
para seguir…
tu paso.
Fijar frágil (De: “Poesía a dos manos”, Ed. Rubén Sada, Argentina, 2011.)
La lluvia ácida
Anegó las verduras.
En el espejo del agua
Los cisnes se peinan.
Las bombas
Queman los cuadros.
Más madera negra.
Los gatos se afeitan
Y llegan las visitas
No invitadas.
Algunos buscan
El cielo
Teniendo algodón
En la tierra.