Devolver el “Huáscar”, la Iniciativa que no Prosperó

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La propuso el senador democratacristiano Tomás Pablo en 1965 y en su momento produjo acaloradas discusiones, las que fueron ampliamente difundidas por prensa y radio, tanto nacionales como extranjeras.

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Tomás Pablo, Eduardo Frei y Contraalmirante Rafael Santibáñez Espinoza

Tomás Pablo Elorza se llamaba este abogado y parlamentario nacido en Concepción el 30 de octubre de 1921, con estudios en liceos de Concepción y Escuela de Derecho de la Universidad penquista. Se tituló en 1947 con la tesis “Industria pesquera y su legislación”, siendo luego profesor de la cátedra de Política Económica en la U. de Concepción. Perteneció al Partido Conservador, ingresando el año 1957 a la Democracia Cristiana. Diputado por Concepción 1957-61-; más tarde senador por Ñuble, Concepción y Arauco durante varios períodos.

La gran polémica se inició los primeros días de mayo de 1965 durante una reunión de integración económica realizada en las ciudades de Tacna y Arica, donde Pablo asistía como uno de los representantes del Senado Chileno.

Radios y periódicos de la época daban el golpe noticioso del momento al señalar que el Senador habría ofrecido devolver el Huáscar como una señal de buena vecindad para con el Perú. Hubo conmoción en el pueblo al conocer la noticia, máxime si el gobierno de Eduardo Frei Montalva, a cuyo partido pertenecía el “ofertante” sólo había asumido unos meses antes, lo que auguraba cambios fundamentales, entreguistas, en el estilo de la política. Fue el momento para que los partidos de oposición tomaran como bandera de lucha esta determinación contra los postulados de Frei, que a la vista de los hechos no tenían nada de nacionalistas.

Como es natural, la situación originó una serie de rumores y declaraciones públicas, como la de la sala de senadores radicales, cuya vocería a cargo de Hermes Ahumada expresó en un comunicado: “Este comité estima que las relaciones exteriores están sabiamente entregadas, por mandato de la Constitución, a la responsabilidad de S.E. el Presidente de la República”, agregando: “En consecuencia cualquier declaración de esta naturaleza resulta extemporánea, inconveniente e indebida para el buen manejo de las relaciones exteriores”.

Las noticias obtenidas por los ágiles de la prensa daban cuenta que el diputado democratacristiano Alberto Jerez y la diputada del Frap Ana Eugenia Ugalde, estaban de acuerdo con la idea de Tomás Pablo.

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Tomás Pablo en Arica, junto a legisladores peruanos

Por su parte Darío Poblete, ex Secretario General de Gobierno de Gabriel González Videla expresaba: ¿Y por qué no entregamos el Beagle, la Picton y la Nueva? ¿Y por qué no entregamos el Valle de California y Palena? ¿Y por qué no los canales del sur? ¿Para qué nos sirven? ¿Qué nos representan?

Otros en tono más jocoso decían estar de acuerdo en devolver el Huáscar, “siempre que los peruanos nos devolvieran la Esmeralda”…

Si en Chile las declaraciones de Tomasito habían caído como una bomba, en Lima sus palabras fueron recibidas con optimismo por la prensa, que llenó sus titulares anunciando la pronta devolución del Huáscar.

Consultado sobre la posibilidad de un eventual traslado al Perú del Monitor, el Contraalmirante Carlos Wilson, Comandante de la II Zona Naval, argumentaba que ello era imposible por el estado en que se encontraba el casco, al que no le daba más allá de cinco años de vida útil, agregando que había sólo dos alternativas: “mantenerlo en su lugar hasta que no pueda seguir a flote y proceder a su desguace, o vararlo en fondo firme y en lugar adecuado para que continúe siendo la reliquia histórica que es hoy” .

Estas declaraciones venían a recordar las vertidas por el Comandante en Jefe de la Armada Hernán Cubillos durante el Gobierno de Jorge Alessandri, quien de regreso de un viaje de Estados unidos, durante una escala en Lima expresó a los periodistas que el Huáscar sería puesto en tierra firme, lo que originó una protesta formal del Gobierno peruano, debiendo explicar nuestro embajador en la ciudad del Rimac que el Almirante Cubillos hablaba a título personal y sus declaraciones no eran necesariamente la opinión de La Moneda.

Entretanto, respecto de las declaraciones del Senador Pablo, el Ministro del Interior Bernardo Leighton respondía a los periodistas “Tal proposición no ha sido considerada por las esferas de Gobierno”. Agregando: “la resolución final sobre tal proposición correspondería adoptarla al país entero.”

Pero para la gente de la calle esto significaba entregar sin pena ni gloria el máximo monumento a la memoria del valiente Capitán Arturo Prat y en cuya cubierta también habían sucumbido el comandante Grau y el capitán Thomson . Por otra parte se censuraba al Honorable, que de buenas a primeras propiciaba tan escandalosa iniciativa.

En un principio se creía que el Senador Pablo había efectuado en forma oficial la oferta de devolución en la reunión parlamentaria de Arica, luego del discurso del diputado peruano León de Vivero quien expresó: “No es posible hablar de unidad cuando en el Morro de Arica, donde se combatió en la guerra de 1879, no se ha levantado el monumento a la Concordia que debió erigir Chile, y cuando todavía no se nos ha devuelto el monitor “Huáscar” que queremos ver anclado en nuestra patria”.

Sin embargo Pablo se encargó de desmentirlo aduciendo que había expresado que era partidario de la erección del monumento y que realizaría todo lo que fuera menester para la unión de ambos pueblos, agregando en todo caso, que su opinión era favorable a la devolución del Huáscar.

Como se ha dicho la prensa se encargó de ventilar la noticia, que en ningún momento involucró directamente al Gobierno, pero sí a su partido por la trascendencia de los hechos. Tanto fue así que la conservadora revista “Ercilla”, cuando la polémica estaba en todo su apogeo, publicó en portada una foto tomada un año antes en que aparecían Eduardo Frei, Pablo y el Contraalmirante en retiro Rafael Santibáñez Espinoza, a bordo del Huáscar, frente al círculo donde cayó el capitán Prat.

Si bien es cierto, los hechos trascendieron, nunca tuvieron un eco oficial que los respaldara. El Senador Pablo volvió a ser reelecto posteriormente, pero su iniciativa, mas para mal que para bien, le acompañaría por el resto de su vida.

Entre otras, todavía se recuerda la proposición del senador Francisco Bulnes. “Hundir el buque en la Línea de la Concordia y frente a las dos Armadas”.

A esta proposición el diario “Golpe”, arremetió agregando: “Que se hunda el “Huáscar”, pero con el Senador Tomás Pablo dentro”.

Héctor Alarcón Carrasco

Escritor e investigador. Especialista en Historia Aeronáutica y Ferroviaria. Autor de diversos libros.

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